No solo los genitales son sensibles a los estímulos eróticos. Toda la piel lo es, aunque algunas zonas se han especializado, de manera que la estimulación de esas áreas produce sensaciones de connotación específicamente sexual.
Tanto las zonas genitales como las extragenitales han adquirido su capacidad específica a través del aprendizaje. Las primeras, además, estan predeterminadas por la anatomía, la fisiología y la cultura; podemos decir que, de manera normal, los genitales son ineludiblemente erógenos en tanto que las zonas extragenitales son exclusivamente adquiridas, y de cada biografía personal depende la sensibilidad, localización y riqueza de las zonas erógenas. Cualquier lugar del cuerpo puede serlo. Freud cita el caso de una mujer que se sentía irresistiblemente seducida cuando se le tocaban las axilas.
Esta abundancia de posibilidades no impide que algunas regiones sean sensibles a la mayoría de las personas.
Zonas erógenas extragenitales
Casi todas ellas son comunes a los dos sexos. Son: la cara externa e interna de los labios, la lengua, mejillas, las orejas, en especial el lóbulo, el cuello; la nuca, en especial en la mujer. Los senos; la parte inferior del abdomen y la cara interna de los muslos, más sensibles cuanto más cerca de su nacimiento de las piernas, por detrás de los genitales, llamada perineo. El ano es sencible en ambos sexos. Debe destacarse que el ano es una zona erógena tambien en el hombre.
Zonas erógenas genitales femeninas
El monte de venus debe ser considerado en este grupo porque a través de él se estimula indirectamente al clítoris.
El capuchón y el cuerpo del clítoris cubierto por éste son altamente sensibles. El glande del clítoris la mayoría de las veces es tan sensible que su estimulación puede volverese dolorosa con rapidez. La cara interna de los labios menores y el introito tienen rica sensibilidad táctil, pero responden altamente a la distensión y a la presión sobre los músculos que la rodean.
El clítoris tiene una doble función: de receptor, porque como todas las zonas erógenas recibe estímulos; y de transformador, porque los estímulos psicológicos o físicos recibidos en otras zonas son "traducidos" a sensación física pelviana de tensión sexual por este órgano.
Zonas erógenas genitales masculinas
La zona más sensible en el hombre es el glande. De él, la corona que lo rodea y el lugar de inserción del frenillo del prepucio -o el lugar que ocupaba, en los circundados-, que se encuentra en una pequeña depresión sobre la línea media de la cara ventral del pene, cerca del extremo. Toda la cara ventral del pene es es más sensible que la dorsal. El escroto y los testículos son prácticamente insensibles. Como ya hemos dicho, el perineo y el ano tienen alta sensibilidad.