martes, 3 de agosto de 2010

SEGUNDA PARTE: EL PLACER SEXUAL: 1.EL APRENDIZAJE Y EL DESARROLLO DEL PLACER


Para empezar, ¿que es la actividad sexual?; es una actividad destinada a proporcionar placer, la definimos como un juego. El juego erótico es de la misma clase que, por ejemplo, el juego de los cachorros que se corren, se muerden o hacen como que cazan una pieza inexistente. Es una actividad libre cuyo único propósitoes el goce.

La base de ese placer es el sentido del tacto, una parte de la cual se especializa. Las sensaciones táctilescuyo asiento son los órganos genitales son algo distintas de las que provienen de cualquier otro lugar del cuerpo, en una situación desprovista de sentido erótico. Esa diferencia en la calidad de la sensación se debe por un lado a las condiciones anatómicas y fisiológicas con las que nacemos, como la delicadeza de la piel genital o su fina sensibilidad, y por otro lado a condiciones culturales, es decir, al aprendizaje. Por raro que parezca, debe aprenderse a percibir sensaciones eróticas con los órganos genitales. Infortunadamente algunas personas no lo aprenden en el momento oportuno, como le ocurre a las mujeres llamadas "frígidas", al menos a una parte de ella. Esas personas pueden tener la misma sensación cuando se les estimula los órganos genitales que cuando se les estimula cualquier 0tro lugar de la piel.

las condiciones del aprendizaje varían grandemente en relación a las condiciones sociales y culturales.

el aprendizaje comienza con el nacimiento. Las primeras fricciones que se le da al recién nacido cuando se le baña, las primeras caricias, le están enseñando a disfrutar el contacto suave con su piel. Enseguida aprende las primeras diferenciaciones: agradable-desagradable, frío-caliente, suave-áspero, etc. Poco a poco explora y descubre su propio cuerpo, palpándolo y particularmente moviéndolo. Poco antes de cumplir el primer año descubre sus genitales, en especial el varón , y con frecuencia encuentra que tocarlos es agradable, por lo que puede insistir. Es común que hasta los cuatro años niños y niñas estimulen sus genitales, "se masturben":: se están entrenando y desarrollando su capacidad de percibir sensaciones con ellos. Si el niño tiene oportunidad, a esa edad manifiesta interés por el cuerpo de los del "otro bando", y se despierta su curiosidad. Descubre así el sexo opuesto, aunque para él (o ella) todavía no es un sexo. Se interesa por esa diferencia de la misma manera que por las mariposas, a menos que una orientación puritana le haya creado malicia. El interés por los genitales ajenos y propios se expresa en la inclinación por los juegos sexulaes, como "el doctor" o "jugar a papá y mamá", que constituye otra etapa definida que dura hasta los ocho o nueve años, si una palisa no lo interrumpe antes.


Ese período provee un entrenamiento fundamental: la experiencia social. Al descubrir que "el otor bando" puede provocarle sensaciones placenteras, se orienta hacia él, poniendo un hito en su formación heterosexual. Posiblemente a esa edad se hacen explícitas las primeras prohibiciones. Por esa razón o por otras, el niño parece desinteresarse por el sexo hasta que el comienzo de la puberta plantea nuevas urgencias, que son permitidas en el varón, y reprimidas en la niña. El adolescente se vuelve hacia sí mismo, se masturba, con esto completa el aprendizaje individual, porque las sensaciones que él mismo se produce no difieren mucho de las que luego obtendrá en las relaciones sexuales completas.


Las caricias heterosexuales cubren todo el período que va de la pubertad hasta el matrimonio, alternando con la masturbación y a veces son experiencias homosexuales que por lo general sólo sirven para reforzar su inclinación hacia el sexo opuesto. Durante este período de noviazgos y caricias culmina su preparación.


Se refuerza y completa la comprensión de la naturaleza social de las relaciones sexuales, ya que al participar otra persona descubre y experimenta la reciprocidad. Explora y descubre otro cuerpo y deja que el suyo sea descubierto y explorado. Con todo, es una etapa de frustración e insatisfacción: no hay coito, ni verdaderas relaciones sexuales completas, a lo sumo orgasmos ocasionales.


En nuestra civilización la mujer ocupa un lugar secundario, también sexualmente. Por eso, de las conversaciones entre muchachos, o del consejo de algún padre "liberal" se suele aprender a usar a la mujer como objeto de placer. Este acondicionamiento se refuerza en los prostíbulos, ya que al tratar con mujeres inestimulantes se fija una pauta de conducta negativa: no se aprende a cultivar el bienestar y el placer de la compañera. Esto es lo que se conoce como machismo, actitud cultural muy difundida que sirve para ignorar lo más exquisito del trato con las mujeres en todos los terrenos.



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sindy milena riaño morales Personera INSTITUCION EDUCATIVA DEPARTAMENTAL ALFOSO LOPEZ PUMAREJO. felizmente soltera. vida magnifica.