jueves, 30 de septiembre de 2010

5.LA GENESIS DE UNA NUEVA MORAL


La moral antigua es la causa de todos o casi todos los problemas sexuales, y además de casi todos los libros de sexología. Si el sexo no estuviera tan reprimido no habría necesidad de escribir sobre él.


La nueva moral que se necesita, se genera a partir de nuevas azctitudes que se elaboran de manera cotidiana, a medida que se modifican las relaciones sociales que la moral debe regular.


Duerante el feudalismo se consideraba correcto que esl señor dispusiera de todas las virgenes el dia de su casamiento, lo mismo que disponía del trabajo, los bienes y la libertad del siervo. Actualmente se consideraría extraño que el patrón quisiera disponer de la esposa de su obrero. Esa conducta, esa ética ya no corresponde a las actuales relaciones sociales.


Estamos viviendo una época de cambios, no sólo en la moral. A eso, algunos entusiastas lo llaman "revolución sexual". El sexo no puede protagonizar revoluciones, no da para tanto. Se debe demoler toda represión sexual, para que el sexo adquiera pleno desarrollo, como una parte más de las actividades psicológicas y sociales humanas. Cuando eso se logre, sólo será una parte, nunca el centro de la vida o de la cultura.


Una nueva moral no se puede predicar en abstracto. Seguirá dependiendo de cada cultura, a cada sociedad.


Seguramente la moral del futuro considerará que la aparición del hombre, animal racional que planifica su propia vida, modificó los planes de la naturaleza.


Hasta el advenimiento de la especie humana, el placer había sido sólo una trampa para asegurar la reproducción, lo mismo que el color de las flores atrae a los insectos que aseguran su polinización. En el hombre el placer no es el único incentivo o estímulo, porque así como planifica su vida, puede planificar su reproducción. Ha separado reproducción y placer de manera irreversible.


La libertad sexual no puede ser independiente de la libertad del hombre, y los que quieren una verdadera revolución sexual deberían empezar a luchar por una revolución social. Al menos debemos estar contentos de los logros obtenidos parcialmente acerca de la liberación cotidiana. Debemos sacar la nueva moral de los libres y aplicarla a la vida.


lunes, 20 de septiembre de 2010

4.LA VIEJA MORAL


La cuestión sexual debería ser abordada desde l punto e vista biológico, ya que se trata de una función biológica, sin embargo se considera al sexo sólo desde el punto de vista moral. Ha sido prohibido, denigrado, discutido, y hasta protagonista de "revoluciones".

Muchas civilizaciones han tenido elementos represivos desde hace unos dos mil años se debate sobre el sexo.

Posiblemene esto obedece a la importancia de la reproducción -única función orgánica de tan profundas implicaciones sociales- en la organización comunitaria a través de la regulación de la familia y de la transmisión de la propiedad, por un lado; y por el otro a que la función sexual puede coartarse.

Razones del primer tipo entre otras causas, condujeron a que la mujer quede relegada a un segundo lugar en la sociedad, y a que se asocie femeneidad con pasividad.

La prohibición de iniciativa sexual a la mujer contribuye decisivamente a una escasa participación en el placer sexual, y es duende de perturbaciones profundas en toda relación sexual.

Desde que nuestra tradición religiosa occidental encontró con el ascetismo, se redicó una ética de continencia de todas las unciones controlables, junto con el horror por el cuerpo humano. Por ejemplo, cuando se fustigó la gula no se planteó que era perjudicial para la salud, por que ocasionaba obesidad, sino que era "pecado", a secas. Paralelamente se afirmó con mayor énfasis aún que el sexo, pecaminoso en sí mismo, sólo era tolerable si su fin era la reproducción, una especie de mal menor.


La sexualidad es la única función fisiológica que se puede postergar indefinidamente, por lo menos sin consecuencias visibles. Esta vulnerabilidad del sexo hizo tactible la moral que aún estamos padeciendo.


La nutrición y la reproducción son dos funciones vitales de la misma jerarquía, sólo que con la primera se es más benévola, está mejor ubicada en la moral y en las costumbres. A nadie se le critica que coma mucho, o coma uno u otro alimento, tampoco nadie se averguenza de tener hambre y mucho menos de comer. La palabra pudor no es aplicable en la alimentación.


Sin embargo no consideramos mostruoso prohibir el gose del tacto. Disfrutar de una manzana jugoza está bien, pero disfrutar de una caricia está mal. Al mismo tiempo que condena como "sucio" un beso entre un joven y una adolescente, ha considerado santo qumar viva a una loca acusándola de bruja, y mientras predica la caridad, catequiza a los indígenas herejes con la punta de un palo afilado.


De esa moral contradictoria hasta lo sanguinario hemos heredado la tradición que rige la conducta sexual, y a la que debemos la muralla de represión, ignorancia, angustia y culpa que se interpone entre la mano que acaricia y la piel acariciada.

lunes, 13 de septiembre de 2010

3.LOS MITOS


Aquí mencionamos algunas cuestiones que contaminan el campo de las ideas relativas al sexo, parte de la "ideología". En este terreno la represión encontró su mejor aliado en la falta de información científica rigurosa. A falta de ella se difundieron versiones domésticas e interesadas para explicar cuestiones que más inquietud generaban. Sólo una colección de mitos heterogéneos unidos por la misma orientación: una concepción peligrosa y sucia del sexo.

El "desgaste"
Es una convicción imprecisada e imprecisable e imprecisable arraigada. Nadi sabe exactamente qué cosa es la que se desgasta, sólo se sabe que afecara exclusivamente al sexo masculino. Parece referirse a dos ordenes de ideas diferentes. Por un lado, se cree que el organismo sufre con las relaciones sexuales; la otra supone que cada hombre viene dotado de una capacidad eyaculatoria limitada, con un número fijo y desconocido de ellas, por lo que ese bien no debe dilapidarse para que alcance hasta la vejez.


La verdad es otra. El ejercicio de la función sexual no desgasta ni cuantitativa ni cualitativamente. Equivale a un ejercicio físico, de intensidad proporcional al esfuerzo realizado. Por eso sólo puede ser perjudicial para enfermos graves, como algunos ancianos cardíacos. En la persona sana, por el contrario, el ejercicio sexual temprano prolonga la aptitud y la potencia. La actividad sexual no sólo no desgasta, sino que el entrenamiento la fortalece.


La abstinencia

Resume toda la represión. Los teóricos de la abstinencia centran su defensa en dos nociones:



  1. Es preferible no tener relaciones a tenerlas malas (por ejemplo con prostitutas). Hay que reservar el ejercicio sexual para cuando las condiciones sean ideales, cuando hay amor en la pareja.


  2. La abstinencia no ocasiona ningún daño, ni a la salud, ni de otro tipo.

En un punto coincidimos: las relaciones prostituidas son deprorables. Pero la afirmación de los puritanos es puramente verbal, porque en los hechos hacen todo lo contrario: son los puritanos los que abogan por la apertura de prostíbulos para "proteger a las niñas de familia". Es una manifestación mas de la doble moral cimentada en la hipocesía.


Los que quieren evitar que hombre y mujer tengan "malas" relaciones sexuales, por el contrario, los condenan a que sean malas. Al impedirles experiencias oportunas causan daños que pueden ser duraderos, como ya hemos visto.


Al poner como condición el Amor (con mayúsculas), no sólo impiden el placer sexual, sino que le ponen trabas al mismo amor (sin mayúsculas, el verdadero, el humano. ¿Qué puede saber del amor una persona que no ha experimentado el goce erótico?


El erotismo es parte de ese sentimiento, y parte importante pero independiente y previo. En cierto modo el sexo es la escuela del amor. Por otra parte, la exigencia metafísica de amor adultera la realidad. No es cierto que una pareja deba estar enamorada para disfrutar de sexo. Es imprescindible que se respete y aprecie. Puede ocurrir que el sexo despierte el sentimiento amoroso, pero el amor no es imprescindible. Si lo fuera, y para ser realistas, la inmensa mayoría de los matrimonios tendrían que cesar su actividad sexual inmediatamente.


Para los puritanos son "malas" las relaciones sexuales que no son ideales. Por definición, si son ideales son irreales, imposibles de alcanzar. Para nosotros son malas las relaciones en que las que no se obtiene todo el placer posible, las que necesitan ser perfeccionadas. Es un concepto ralativo, no absoluto.


Las relaciones malas son siempre las iniciales, porque todavía se sabe poco, y precisamente a través de ellas se aprende. Son malas las relaciones de hoy, porque mañana serán mejores, ya que el perfeccionalismo debe ser inherente al ejercicio sexual. Por eso, cualquier relación sexual es preferible a la abstinencia.


La segunda afirmación es posible porque nadie, que se sepa, la abstinencia le produjo un ataque cardiaco. La abstinencia no es neutra en relación a la salud, ni aún suponiendo que la persona no sintiera ninguna necesidad sexual. Es una severa deprivación social y afectiva, por lo que debe emplearse mucha energía psicológica en compensarla. Además en la realidad, la abstinencia da lugar a un permanente estado de tensión sexual, puesto que nunca es satisfecho, por lo que gran parte de la capacidad del individuo debe destinarse a neutralizarlo.


Es posible que con los años la urgencia sexual se atenúe, "se atrofie", precisamente por la falta de ejercicio y por el desarrollo de mecanismos represores, cuando son posibles. Esto es lo que esperan los puritanos, y a esto se está negando el mundo.


"La mujer no necesita tener relaciones sexuales"


Hace muchos años que no escuchabamos esta afirmación, que tuvo gran difusión, y que se daba por sentada como verdad demostrada.


La convicción de que la función sexual es imprescindible e impostergable en el hombre, pero secundaria en la mujer, estaba basada en la idea de que la continua producción de semen debía ser evacuada periódicamente. En caso contrario podrían producirse enfermedades mentales o desgracias no explicitadas. Estaba vagamente asociada a la idea de que la mestruación también es necesaria "porque si no la sangre se sube a la cabeza", y era el sustrato del derecho sexual del hombre y del deber de abstinencia de la mujer. Fundamentaba también la infidelidad masculina y la tolerancia de su esposa al respecto. Al mismo tiempo, no es de extrañar que una mujer frígida durante largos años, e ignorante de sus posibilidades mantuviera con sinceridad la creencia de que "una no necesita".




martes, 7 de septiembre de 2010

2. LA INICIACIÓN SEXUAL



Conociendo el contexto terrorífico en el que se desenvuelve el sexo, y las dificultades prácticas inherentes a una actividad socialmente reprobada, no es sorprendente que la iniciación sexual sea una aventura muchas veces desagradable.


En este tema, por excepción, se comete, según creo, una injusticia contra los hombres. Muchas voces se alzaron en defensa de la joven virgen, víctima de una iniciación deplorable casi siempre. Se han aportado sugerencias y consejos para ayudarle y sobrellevar el amargo trance, todos nos hemos condolido de la pobre mujer. Pero, lo mismo que el día que tiene un hijo, nadie se acuerda del hombre. Todo conspira para que el problema recaiga sobre la mujer, pero esto no significa que la iniciación masculina sea lo opuesto. Por lo contrario siguiendo una lógica rigurosa, la iniciación del varón suele ser tanto o más penosa que la de la mujer, ya que lo decisivo no son las características anatómicas sino las condiciones sociales. También el hombre suele cargar de por vida, consciente de ello o no, la rémora de un comienzo penoso.


En la práctica, por lo menos para la clase media latinoamericana, casi siempre el adolescente es compelido a iniciarse, bien por su padre, que cumple con "el deber de orientarlo", aunque no muy expresivamente, o por un tío "experto en esas cosas", o con frecuencia, por su grupo de amigos. En este caso, una ruidosa alegría matizada por el relato de insuperable hazaña, todas fantásticas, oculta el verdadero terror colectivo. En el camino y durante los preparativos comienza a intuir, por la vía más dolorosa, la responsabilidad de su desempeño, concebido como la necesidad de demostrar públicamente su virilidad; todo su prestigió está involucrado. Por eso, una misma duda corroe todos los cerebros: ¿"podré"?. En este estado de ánimo llegan al lugar, un burdel o alguna ruidosa casa suburbana, siempre sofocante y deprimentes, donde se turnan esa espera! para encontrarse con una prostituta veterana, y siempre sucia y perfumada. Cuando le toca su turno, ella intenta animarlo, pero grosera y despectiva, sólo consigue remarcar el ridículo. La feminidad, anhelada como delicadeza romántica, se le presenta en cambio repugnante y brutal. Si a pesar de todo "puede", la euforia por haber pasado la prueba, y la salida triunfal, relegan en la memoria el asco y la decepción.


Pocos jóvenes tienen oportunidad de una iniciación mejor, lejos de la mugre y el peligro de enfermedades venéreas. Posiblemente tardará muchos años en descubrir que su iniciación sexual no tuvo nada de sexual.


En comparación con él, la mujer es afortunada. Suele tener posibilidad de elegir compañero y circunstancias. Si la situación no es ideal, por lo menos es decorosa.


Ya nos hemos referido al aspecto técnico del desfloramiento. Ahora sólo es necesario decir que la técnica es secundaria al efecto y comprensión. Para que el desfloramiento deje un recuerdo grato no es necesario que haya sentimientos con mayúsculas. En cambio es imprescindible controlar y dominar las circunstancias: tener comodidad, evitar posibles interrupciones, no tener apuro, adoptar las medidas anticonceptivas necesarias si es el caso, etc. Como dijimos el himén es casi inexistente en la mayoría de las mujeres, de lo que ella tiene que estar correctamente informada en su primer encuentro. Si existe su rasgadura pasa desapercibida si ocurre cuando hay una alto grado de excitación; muchas mujeres no han advertido su propio desfloramiento. Como la zona genital puede quedar ligeramente irritada, es preferible esperar unos días antes de intentar nuevos acercamientos.


No es infrecuente que la expectativa y unas gotas de temor, más la inexperiencia, traben el desarrollo de la exitación femenina, de manera que su primera cita no le resulta especialmente satisfactoria. Eso no debe sorprenderle. Un alto nivel de tensión y satisfacción sólo se obtendrá con la práctica, con el conocimiento y adaptación al compañero, y con el progresivo conocimiento de sí misma.
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sindy milena riaño morales Personera INSTITUCION EDUCATIVA DEPARTAMENTAL ALFOSO LOPEZ PUMAREJO. felizmente soltera. vida magnifica.